21.11.10

Libro-entrevista de Benedicto XVI


El cristianismo no determina la opinión pública mundial, otros están a la guía. Y, sin embargo, el cristianismo es la fuerza vital sin la cual las otras cosas tampoco podrían continuar existiendo. Por eso, en virtud de lo que veo y de lo que logro hacer experiencia personal, soy muy optimista respecto al hecho de que el cristianismo se encuentra frente a una dinámica nueva.


Revelaciones del libro-entrevista de Benedicto XVI
Pasajes anticipados por el diario vaticano de la conversación con Peter Seewald

CIUDAD DEL VATICANO
domingo 21 de noviembre de 2010
(ZENIT.org)
Publicamos los pasajes que ha anticipado en su edición italiana de este domingo "L'Osservatore Romano" del libro "Luz del mundo" (en España es publicado este 23 de noviembre por Herder), que recoge conversaciones de Benedicto XVI con el escritor alemán Peter Seewald.

La alegría del cristianismo
Toda mi vida ha estado siempre atravesada por un hilo conductor, que es este: el cristianismo da alegría, amplía los horizontes. En definitiva, una existencia vivida siempre y sólo "en contra" sería insoportable.

19.11.10

LA VIDA CONSAGRADA MIRA AL FUTURO CON ESPERANZA

"La vida consagrada en cuanto tal tiene su origen en el propio Señor que escogió para sí esta forma de vida pobre, virgen y obediente. Por esto la vida consagrada nunca podrá faltar ni morir en la Iglesia. Fue querida por el propio Jesús como una parte necesaria de su Iglesia”.


LA VIDA CONSAGRADA
MIRA AL FUTURO CON ESPERANZA

Josep María Abella, CMF
Vice-presidente de la USG

Les decía el Papa Benedicto XVI a un grupo de obispos de Brasil en visita “ad limina apostolorum” el pasado día 5 de Noviembre: “Ante la disminución de los miembros de muchos Institutos religiosos y ante su envejecimiento, evidente en algunas partes del mundo, muchos se preguntan si la vida consagrada constituya todavía una propuesta capaz de atraer a los y las jóvenes. Sabemos, queridos Obispos, que las diversas familias religiosas, desde la vida monástica hasta las congregaciones religiosas y sociedades de vida apostólica, desde los institutos seculares hasta las nuevas formas de vida consagrada, tienen su origen histórico; pero la vida consagrada en cuanto tal tiene su origen en el propio Señor que escogió para sí esta forma de vida pobre, virgen y obediente. Por esto la vida consagrada nunca podrá faltar ni morir en la Iglesia. Fue querida por el propio Jesús como una parte necesaria de su Iglesia”. Esta familia de consagrados que encarnan hoy esta forma de vida cristiana está constituida por cerca de un millón de hombres y mujeres en la Iglesia, presentes en todos los continentes al servicio de las Iglesias locales y de los pueblos a los que éstas sirven y anuncian el Evangelio.